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Vitamina para Covid
Dra. Diana Marcano

Dra. Diana Marcano

Rol de las vitaminas en la COVID-19

Coronavirus

El coronavirus es una extensa familia de virus, que data de hace cientos de años. En la década de 1990 se realizaron estudios donde hallaron los antepasados de esta familia, los cuales remontan a los años 3.300 A.C. El más reciente integrante (COVID-19) se descubrió a finales del año 2019, en Wuhan, una comunidad localizada en China.

Causan normalmente síntomas respiratorios, que van desde un resfriado común hasta síndromes que comprometen aún más la salud como el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS).

Actualmente, el mundo está pasando por una pandemia provocada por la COVID-19, entre sus síntomas más comunes se pueden encontrar: fiebre, dolor de cabeza, mialgia (dolor muscular), conjuntivitis, dolor de garganta, congestión nasal, erupciones cutáneas, diarrea, pérdida del gusto y el olfato, tos, dificultad respiratoria, entre otros.

Aproximadamente el 80% de los pacientes presentan síntomas entre leves y moderados, los cuales no requieren hospitalización, sin embargo, hay un porcentaje con síntomas graves quienes sí la requieren, siendo hasta un 3 a 8% la mortalidad.

A pesar del bajo porcentaje de pacientes que requieren hospitalización, el virus ha llegado a colapsar los servicios de salud a nivel mundial, esto se debe al fácil y rápido contagio y diseminación, llevando a que diferentes instituciones como la Organización Mundial de la Salud y diferentes entes, recomienden medidas de protección como el uso de mascarilla faciales, distanciamiento social, aislamiento, el continuo lavado de manos y el uso de productos como el alcohol, cloro y jabones, para frenar la propagación.

Se ha observado que ciertas poblaciones presentan un peor pronóstico, como los pacientes de tercera edad y pacientes con comorbilidades (diabetes mellitus, hipertensión, cáncer, obesidad) ya que poseen un sistema inmunitario más inestable, sin embargo, también ha habido casos graves en pacientes jóvenes sin ninguna comorbilidad.

Lo anteriormente mencionado, sumado al hecho de que no se cuenta con un tratamiento específico ni con una vacuna (actualmente se encuentra en desarrollo en diferentes países), ha llevado casi a un pánico colectivo, donde buscan desesperadamente una cura por sus propios medios, basando la mayoría (sobre todo a nivel latinoamericano) en remedios de origen natural.

Lo más importante en la lucha contra una enfermedad es su prevención, por esto, es importante seguir las recomendaciones de la OMS y de los diferentes entes y gobiernos; además se debe preparar a nuestro sistema inmunitario para esta lucha, por ejemplo, fortaleciéndolo con vitaminas, las cuales son tan importantes que incluso muchos hospitales en sus protocolos de tratamiento contra la COVID-19 incluyen suplementos vitamínicos.

Vitaminas importantes en la lucha contra el coronavirus

Por ser un nuevo fenómeno, aún se están realizando investigaciones en cuanto a su mecanismo de acción y tratamiento, sin embargo, en la práctica diaria en millones de hospitales, se han implementado protocolos que incluyen a las vitaminas en su tratamiento. ¿Y por qué esto? Porque por otro lado, sí se han realizado numerosos estudios que demuestran el efecto de las vitaminas en el fortalecimiento del sistema inmunitario, lo cual es muy importante debido a que éste se encarga de la defensa de nuestro organismo.

Entre los diferentes protocolos hay dos vitaminas que resaltan notablemente:

La vitamina C o ácido ascórbico: popularmente conocida por mejorar los síntomas en infecciones respiratorias causadas por virus, como el refriado común. Disminuye la gravedad y duración de los síntomas, además tiene múltiples funciones importantes como su intervención en la formación y reparación de tejidos como la piel, primera línea de defensa en el combate contra infecciones.

La vitamina D o calciferol: para conocer su función hablemos primero de los monocitos y macrófagos. Ellos son células pertenecientes al sistema inmunitario, son un tipo de leucocitos. Su formación proviene de la médula ósea, primero se forman los promonocitos, los cuales al salir de la médula ósea se convierten en monocitos circulantes (encontrados en la sangre) quienes luego de 8 horas de circular pasan a los tejidos donde se convierten en macrófagos, en esta última transformación es donde interviene la vitamina D, permitiendo esa conversión. ¿Por qué es importante? Porque los macrófagos se encargan de ingerir y destruir cualquier cuerpo extraño que ingrese a nuestro organismo (bacterias, virus, parásitos). Evitando así, la colonización e infección del patógeno.

En diferentes estudios, principalmente el del investigador Adrian Gombart, del instituto Linus Pauling, gran defensor del uso de las vitaminas asegura también que el consumo de Zinc y DHA, sumado al de las vitaminas C y D han tenido buenos resultados en el mejoramiento del sistema inmunitario y de los síntomas asociados a la COVID.

En cuanto al zinc, es importante tener un buen balance, una deficiencia puede tener malas consecuencias tanto como un exceso. Entre sus funciones ha demostrado tener actividad antiviral, debido a que interviene en muchos procesos como:

  • Estimula la formación de citoquinas (proteínas encargadas de mediar interacciones entre células del sistema inmune).
  • Incrementa el número de las células NK (natural killers-asesinas naturales).
  • Regula la maduración y función de las células dendríticas, las cuales se encargan de la presentación de antígenos, es decir, toman una porción de cualquier cuerpo extraño que haya ingresado al organismo y se las muestra a los leucocitos para generar una respuesta inmune.
  • También, incita el reclutamiento de macrófagos, entre otras muchas funciones.

El zinc lo podemos encontrar principalmente en carne de cerdo, chocolate negro, arroz integral, huevos, cangrejo, semillas de calabaza, carne de res, entre otros. Y sus requerimientos diarios para adultos se sitúan en hombres 11 mg al día y para mujeres 8 mg al día. Sin embargo, hay etapas donde se necesita un ajuste de esta dosis, como en el embarazo, lactancia o enfermedad, en donde se recomienda consultar a su médico de cabecera.

A pesar de que básicamente los requerimientos mínimos diarios de las vitaminas se obtienen de una dieta sana y balanceada, en ocasiones, como en el caso de padecer una enfermedad, se necesita un aumento en el aporte diario de ciertas vitaminas. Por esto, es importante en los momentos actuales, aumentar la ingesta de alimentos que contengan vitamina C y D como por ejemplo:

  • Frutas cítricas: naranja, limón, papaya, piña, toronja, fresas, melón, kiwi, uva entre otras.
  • Verduras y hortalizas como: brócoli, papas, tomates, pimientos, perejil, albahaca.
  • Pescados grasos como el salmón, el atún y la caballa.
  • Hígado vacuno.
  • Queso y sus derivados
  • Yema de huevo
  • Hongos
  • Además de alimentos fortificados con vitaminas C y D y algunos suplementos alimenticios. 

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