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Vitaminas y Suplementos

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Dra. Diana Marcano

Dra. Diana Marcano

¿Son buenos los suplementos vitamínicos?

Los suplementos vitamínicos son compuestos preparados con vitaminas que se lograron aislar y sintetizar, cada una a su tiempo y manera. Vienen en diversas presentaciones como cápsulas, pastillas, gomitas, jarabes o soluciones para inyectar, ya sea de manera intramuscular o a través de las venas. Tienen diferentes propósitos, los cuales van a depender de las necesidades de los paciente.

Su uso empezó a finales de la década de 1960, luego de que un químico famoso llamado Linus Pauling, recomendara tomar vitamina C para la cura del resfriado común. Dicha recomendación la hizo sin estudio previo, sólo porque un buen amigo le comentó que era bueno ingerir 3000 mg al día (50 veces la dosis recomendada actualmente). Al hacerlo y sentirse mejor con el pasar de los días, manifestó que era extraordinario.

Sin embargo, con el pasar de los años y gracias al avance tecnológico, ha sido posible la realización de diversos estudios para establecer las funciones de cada vitamina y el uso adecuado de ellas. En el caso de la vitamina C, los estudios actuales recomiendan la ingesta de 90 mg al día en el adulto sano, dosis que puede ser ingerida mediante una dieta balanceada.

A pesar de la creencia popular, en los recientes estudios no hay evidencia que apoye el consumo de esta vitamina para la prevención o cura del resfriado o catarro común, sin embargo, hay algunos estudios aleatorizados donde se observa una disminución de la gravedad de los síntomas y un acortamiento del tiempo de los mismos, en el grupo de pacientes que tomó vitamina C en comparación al grupo que no lo hizo.

Tipos de suplementos

Existen una variedad de suplementos vitamínicos importantes en el mercado, se pueden observar mezclados en grupos, separados o con otros tipos de compuestos adicionados. En general se pueden resumir en:

  • Complejos vitamínicos completos para uso nutricional: como su nombre lo indica, es utilizado como suplemento nutricional para pacientes que necesitan recuperar peso, ya que éstos, además de vitaminas, tienen incorporados proteínas, hidratos de carbono, aminoácidos, minerales y lípidos. Son muy utilizados en países en vías de desarrollo, en pacientes con desnutrición, donde se pueden encontrar presentaciones de hasta 3000 kcal, más de las necesarias para cumplir con el requerimiento basal.
  • Complejos multivitamínicos: incluyen una gran variedad de vitaminas, sin embargo, el uso de ellos debe estar bajo supervisión médica. A veces tienen incorporados minerales como el hierro, magnesio, fósforo y calcio.
  • Vitaminas únicas o simples: con este tipo de suplemento se debe tener incluso más cuidado ya que las dosis en las que se encuentran son mayores que las del grupo anterior, son utilizados cuando hay déficit de esa vitamina en particular.
  • Hay un grupo especial, en el que a las vitaminas se les añade estimulantes como el ginseng, también deben ser consumidos bajo supervisión médica y su consumo es recomendado en horas de la mañana, para contar con la energía necesaria durante el día.

¿Cómo saber si necesito suplementos?

No todas las personas necesitan consumirlos, hay situaciones especiales, ya sea por patologías presentadas por el paciente o en etapas de la vida donde aumentan los requerimientos o hay una mayor pérdida de nutrientes, en pacientes sanos que tienen una dieta variada y sana normalmente no son necesarios, ya que los alimentos poseen las cantidades recomendadas, sobre todo los alimentos frescos.

Entre las situaciones donde se recomienda el consumo de suplementos vitamínicos se tiene:

  • El embarazo, donde los requerimientos aumentan, debido a la formación del nuevo ser.
  • Pacientes que fueron sometidos a cirugía gastrointestinal, lo que puede acortar el área de absorción de las vitaminas.
  • Pacientes con patologías infecciosas o inflamatorias gastrointestinales, como la enfermedad de Crohn o de malabsorción.
  • Pacientes sometidos a quimio o radioterapia.
  • Personas que mantengan una dieta vegetariana estricta, ya que las vitaminas del complejo B se encuentran casi exclusivamente en carnes o productos de origen animal.
  • Enfermedades genéticas o metabólicas que impidan o dificulten la absorción de vitaminas.
  • Individuos con dietas carenciales.
  • Personas que mantengan un alto desgaste físico.
  • Adultos mayores.
  • Recién nacidos que no tienen la capacidad de sintetizar ni metabolizar la vitamina k. A ellos se les administra una dosis al nacer. Esta vitamina es importante para evitar el sangrado, ya que participa en la cascada de coagulación como cofactor.

Hay que tomar en cuenta que incluso si perteneces a alguno de estos grupos, lo ideal es que te evalúe un especialista, ya que él se encargará de reconocer la causa y determinar el tratamiento adecuado. Debido a que si se practica la automedicación, puede tener consecuencias importantes para la salud, donde el dicho “peor el remedio que la enfermedad” cobraría sentido.

En las consultas son cada vez más frecuente, sobre todo por el ritmo de vida actual, los pacientes que consultan por cansancio, debilidad o fatiga. Síntomas muy comunes, los cuales pueden estar asociados a una gran variedad de padecimientos. Aunque, como a muchas personas no les gusta acudir al médico y prefieren dejarlo pasar o escuchar al vecino o más comúnmente a la abuelita, inician el tratamiento con la ingesta de complejos vitamínicos, que al no tener el conocimiento adecuado tienden a tomarlo en dosis innecesarias o bajas, en momentos no recomendados del día o acompañados de alimentos o bebidas que dificultan e impiden su absorción. Por esto es importante y se reitera nuevamente, el acudir a tu médico de confianza, para evaluar el caso y tener una terapéutica adecuada. Recuerda que cada cuerpo es un mundo, cada organismo puede reaccionar de manera muy diferente hacia un estímulo, lo que es tolerado por muchos, para otros puede ser fatal.

Finalmente, respondiendo a la pregunta inicial del artículo “¿Son buenos los suplementos vitamínicos?” pues, sí. Son buenísimos, pero hay que saber utilizarlos, ya que no todas las personas son candidatas a usarlos. Sin la existencia de ellos, es posible que la morbimortalidad del mundo aumente notablemente, ya que son indispensables para algunas condiciones de salud, donde si no se encuentran disponibles pueden empeorar los síntomas y el paciente podría fallecer.

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